"La pastelería es mi manera de demostrar amor”. Con influencias de su madre y Utilísima de fondo, Cintia Luján conoció su pasión
No es fácil encontrar lo que uno ama, pero a los 16 años Cintia ya lo tenía claro: era la gastronomía. Después de años de trabajar en catering para eventos, a fines de 2023 se la jugó y abrió su propio local en Neuquén.
En Gobernador Elordi al 915 se encuentra el garaje de una casa neuquina. Lleno de colores y aromas, la gente entra con las manos vacías y sale con diferentes paquetitos. A solo seis meses de su apertura, los postres de La Postrería son los preferidos de la fiel clientela y de las personas que, curiosas, se acercan para ver de qué se trata ese pequeño lugar. El último proyecto de la pastelera y gastronómica Cintia Luján es un éxito gracias al boca en boca de quienes lo recomiendan. “No ha sido un camino fácil pero sí uno hermoso”, cuenta a Descubrí Tu Destino.
“La vida se encargó de mostrarme que ese era mi don, que esa era la tarea que yo venía a desarrollar a este mundo, que eso era lo que me hacía feliz tanto para aprender como para compartir”, afirma Cintia ante la pregunta de cómo descubrió que la pastelería era su pasión. “Es como mi manera de demostrar amor. Uno siempre encuentra algún medio para demostrar su esencia y lo que le hace feliz, y en mí fue la pastelería”.
Los primeros indicios estuvieron en su infancia: su mamá era “la mejor decoradora del mundo, mi gran maestra. Tengo el recuerdo de las tortas más lindas hechas por ella, eran hermosas estéticamente, era muy prolija, muy detallista, dedicaba mucho tiempo”. Y, a la vez, su abuela le impuso lo suyo gracias a la biblioteca personal con los libros de Doña Petrona. “Vivía leyendo”, recuerda Cintia.
Mientras experimentaba la profesión de primera mano gracias a la labor familiar, el gusto llegó además por otra vía: “estaba muy de moda Utilísima, entonces era mi medio de aprendizaje. Me llamaba mucho la atención y me encantaba mirar los programas de cocina, pastelería, de todo. Me la pasaba mirando este canal, y copiaba información sin saber que en un futuro me iba a dedicar a esto”.
Autodidacta desde la cuna, a los 16 años consiguió su primer trabajo en el rubro gracias a un proyecto de su mamá. “Creó una empresita de gastronomía y bueno, ahí arranqué. Empecé con la primera torta, vi que tenía facilidad, que salía bien, que no me costaba tanto, que me gustaba, así que ahí empecé a sumergirme en este mundo de la pastelería”, menciona.
Una vez que descubrió su pasión, comenzó a estudiar a través de talleres, workshops, congresos y cuanto curso pudiese. “Amo formarme, creo que es fundamental siempre seguir aprendiendo porque eso nos hace superarnos. Me apasiona mucho aprender. Creo que mi mayor inversión en mi carrera fue la formación. Y la verdad es que admiro muchísimo, soy una gran admiradora de mis colegas, tengo muchísimos referentes”, dice.
La vida la llevó a trabajar en el rubro de catering para eventos, y sostiene que esa es la parte que más disfruta de su labor: “el poder compartir, expresarme libremente, explayarme y usar mi creatividad a mi gusto. No tengo un techo, entonces puedo crear y demostrar y exponer lo que sé hacer”.
Pero en 2023, hubo un cambio rotundo en su día a día: “Siempre fui una inconsciente yo (risas). Nunca tuve miedo, siempre fui para adelante. Soy una persona súper resiliente y cuando se me pone algo en la cabeza la verdad es que hay pocas cosas que me detengan para lograrlo. Y bueno, un día me levanté y dije ‘por qué no’”. Fue así que en diciembre, en pleno cambio de gobierno e incertidumbre nacional, La Postrería conoció el mundo.
“En ese momento yo no contemplaba lo difícil que estaba la Argentina, no me interesaba, a mí me importaba más inaugurar mi localcito. Yo busqué todos los medios y con toda la fe del mundo, porque soy una persona re creyente, y creo que los límites están en uno y yo en ese momento sentía que no tenía límites. Yo quería abrir mi negocio porque era lo que amaba y lo que quería compartir con todos. Y estaba tranquila, estaba segura porque sabía que contaba con un montón de gente que me apoyaba”, dice.
El local se ubica en el garaje de su casa, en lo que solía ser un taller de producción cuando realizaba los catering. En un espacio pequeño pero rebosante de colores, los clásicos como cheesecake, tiramisú y chocotorta, con la variedad de bollería como masitas para el té, galletitas, chipá y scones, son acompañantes de los postres de autoría. “Ahora hay unos de banana split que tienen crema de banana, un corazón de dulce de leche, un bizcocho húmedo de chocolate y canela. Hay otro mousse de chocolate y tonka con corazón de frambuesas. En estos postres siempre vas a encontrar un montón de texturas, desde cremas, geles, masas, quebradas, bizcochos. La idea es que en cada postre encuentres un montón de sensaciones distintas”, sostiene.
Por supuesto que la estética escogida es adrede, parte de la identidad de La Postrería y de Cintia: “Toda esta frescura visual que se encuentra tanto en mis postres como en mi negocio, todos estos colores y combinaciones son un poco de mi esencia, ¿no? Y me encanta que se vea reflejado tanto en mi trabajo como en mi negocio. Soy fanática, amante de los aromas, de las flores, de los colores, todo eso me transmite vida, una buena energía, entonces eso es lo que yo quiero transmitir. En cada rinconcito hay una partecita de mí, porque mi localcito cuenta mi historia y eso es lo que quiero que la gente vea, una persona que dedicó su vida a este proyecto”.
Para finalizar, como cereza del postre, nos detalla cuál es su plato dulce favorito para preparar, y demuestra una vez más que la innovación forma parte de su repertorio: “Soy una amante loca del buen chocolate, lo más puro posible y en todas sus formas. La combinación perfecta de un postre para mí es un buen chocolate, la cereza y el Malbec. Una buena compota de cerezas y Malbec con una buena mousse de chocolate, la verdad que es un plan perfecto (risas)”.
Redacción: Agustina López
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